El 19 de Junio fue el cumpleaños de mi papá. Y ahí estaba yo lanzándome al horno para preparar esta deliciooooosa tarta.
Mi madre suele hacer tartas de queso. Y siempre que las hace me deja con ese "no sé qué" que "me recuerda a" pero seamos sinceros...nunca había llegado a ser una New York Cheesecake (creo que nunca había utilizado queso Philadelphia, shhh). Así que, digamos que esta tarta se ha convertido en una de mis especialidades así, de repente. He logrado impresionarla y me he colgado la medalla: "Especialista en New York Cheesecake" (Ella es especialista en muchas más cosas, os lo aseguro).
Ante todo he de decir que es una receta sencillísima, muy fácil de hacer (
La cobertura la hice con fresas, pero puede hacerse con cualquier cosa que os guste más...frutos rojos, frambuesas, moras, arándanos...
INGREDIENTES:
Para la base de la tarta utilizaremos...
- 170 g. de galletas María (en este caso yo utilicé Digestive, y salió estupendo)
- 95 g. de mantequilla
- 45 g. de azúcar
Para el relleno...
- 800 g. de queso Philadelphia (que no sea light, aviso)
- 250 g. de azúcar
- 2 cucharadas de harina
- 4 huevos
- 65 ml. de nata de montar
- 2 cucharaditas de vainilla líquida
Para la cobertura...
- Mermelada de fresa (no utilicé una medida exacta, simplemente la cantidad que rellene la superficie de la tarta)
- 2 láminas de gelatina (si quieres que quede más "durito" utiliza alguna lámina más)
- Azúcar
- Si queréis adornarla un poco podéis utilizar cualquier tipo de fruto (yo utilicé unas cerezas cubiertas de gold powder como locura ¡y quedó bien!, y algún arándano deshidratado).
MODO DE PREPARACIÓN:
En primer lugar engrasaremos el molde con mantequilla o cualquier spray desmoldante. Lo ideal es que el molde sea desmoldable y con altura, de unos 20 cm. de diámetro o menos. Pre-calentamos el horno a 180 ºC.
Trituramos muy bien las galletas, mezclándolas con la mantequilla fundida y el azúcar. Cuando tengamos la mezcla, cubriremos el molde por la parte de abajo y los laterales, hasta unos 3 cm. de altura, el truco está en comprimirlo todo bien utilizando, por ejemplo, una cuchara para aplastarlo. Tiene que quedar bastante liso. Luego, lo metemos en la nevera para que se vaya endureciendo.
Batimos todo el queso con el azúcar y la harina. Incorporaremos los huevos uno a uno, junto con la nata y la vainilla. Si quieres intensificar el sabor a queso, puedes utilizar aroma Cheesecake (¡sólo unas gotitas!). Mezclamos bien hasta que se vea totalmente homogéneo. Luego, lo incorporamos al molde rellenando bien. Horneamos durante 15 minutos a una temperatura de 180 ºC, y posteriormente a 120 ºC durante 65 minutos (la superficie tiene que quedar cuajada, sólo el centro quedará húmedo).
La dejaremos en el horno hasta que baje (os sorprenderá lo esponjosa que queda y lo mucho que sube en el horno), y pasaremos un cuchillo por los bordes sin desmoldarla aún, simplemente para que no se agriete. La dejaremos en la nevera como mínimo 6 horas.
Haremos la cobertura también con antelación, porque habrá que dejarla enfriar. Ponemos las láminas de gelatina entre agua para que se vayan hidratando. Calentamos a fuego lento la mermelada de fresa, incorporando el azúcar y sin dejar de remover. Cuando la mermelada esté bien caliente, incorporamos la gelatina y seguimos removiendo. Lo serviermos inmediatamente sobre la tarta y la dejaremos enfriar nuevamente.
Finalmente desmoldamos...¡y listo!
Como os decía, es una receta muy sencilla y el resultado es buenísimo y esponjoso. Deliciosa...¡ñam!
Un besito :)
